viernes, abril 20, 2007

Señor despierte

Despierte señor, despierte, que ya vamos a cerrar.



Hoy me regalaron un café. No fue la mejor idea. Fue tal cual como si me regalaran una jalada de coca o un extasis a la vena, aunque admito que no he consumido ninguna de esas dos cosas, supongo que el efecto de la cafeína en mi organismo equivale, por la ignorancia quizás, a una fuerte golpiza de ansiedad. Mi corazón comenzó a latir tan fuerte que mis manos empezaron a temblar y a golpearse contra el cielo.
Todavía el corazón no deja de latir tanto y como era de esperarse no puedo dormir...
Tengo a la Callas en los oídos señores y aplaudo y enloquezco.
Madame Butterfly me habla.
Quizás está Callas corriendo en Medea y quizás se desmaye y quizás nadie quiera verla. Pobre Callas, pero era tan bella!
Y cantaba tan profundo que hasta ahora la siento, pero no te tomes esos barbitúricos Callas, que te hará mal.
Tenía que morirse ella entonces después de beber una negra taza de café en el momento justo en el que sentía un fuerte dolor en el costado izquierdo del pecho.
No hay tranquilizantes que tranquilicen Callas.
Callas.

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