lunes, febrero 20, 2006

A veces la calma se me mete dentro del pecho

No me acuerdo porqué comencé a escribir este blog hace algún tiempo, quizás con miedo, quizás con felicidad, quizás con ganas de liberación. Seguro ahora ya no soy el mismo y lo más probable es que ni siquiera me reconozca si releeo lo que he metido aca, pero bueno, esa es un poco la gracia. Tampoco es que me acuerde qué pensaba a los 13 años cuando me miraba al espejo, que lo hacía bastante... aunque si hay algo que no se me olvida es que, incluso ahora, lo que más me molestaba era mi panza, que no es tan grande, pero siempre me ha incomodado. No solo por el colon irritable sino porque a los 13 era bastante gordo. Pobre niño ese. Ahora me miré al espejo hace poco y realmente creo que ya no soy un niño. Heavy no? No tiene que ver tanto con como es el cuerpo, aunque sí, sino como uno se mira. Probablemente mi cuerpo no es muy distinto de 3 o un años atras, o 5 meses, pero la forma de mirar cambia. Ahora sé que cuando escribo eso no soy un tipo egocéntrico que se ponga a describir casi onanísiticamente su cuerpo y, lo mejor, no trataré de hacerlo ni sentire culpa de ello, aunque parezca ir en contra de las tendencias postmodernistas y estúpidas.
También sé que hoy en día todos escriben y nadie lee. Yo trato de leer un poco. Por eso dejo, a propósito, este post por acá y me voy a ver si me encuentro un libro. A dopo!