jueves, abril 28, 2005

Cuando busco la forma de hablarle

Cuando hay que callar busco las otras formas de hablarte, y aunque a veces no las encuentro, te miro inquietantemente, porque aca dentro quisiera decirte tantas cosas.
Quizás invente un nuevo lenguaje, si me dejas. Quizás me dejes. Quizás te aparezcas de vez en cuando por acá y yo no tenga más que mirarte y caminar a tu lado.
Si te das cuenta de eso, ya habré encontrado las otras formas.

jueves, abril 14, 2005

Conmigo

Lloré sorpresivamente en el sicólogo. Por cosas de hace mucho tiempo, y temo que sea eso que aue dicen, que el duelo no está cerrado. Es dificil cuando te das cuenta que dejaste etapas abiertas y que a eso se deben muchas de las cosas que sientes ahora.
Estoy tratando de recuperar lo perdido, quizás por eso es que repentinamente esa cierta ansiedad por comunicarme con alguien ha ido mermando de a poco. Debo estar guardando un poco las fuerzas para comunicarme conmigo. Extrañamente hace muchos años, cada vez que cumplía un año más, escribía algo apropósito. En esas cartas le pedía al Felipe más mayor, a mi mismo, que no se olvidara de lo que como niño, sentía. Quizás puede sonar algo patológico, pero me da igual, no deja de ser un hecho curioso, y al fin y al cabo un hecho de la causa. Lo bueno es que las cosas se recuerden cuando tiene que recordarse y que no vengan a aparecer de vez en cuando a encararnos sin ni siquera saber porqué.
En cambio, que aparezca la gente, que vengan los amigos a despertarme de la nube de humo, porque quiero tenerlos cerca. Cuando vienen los recuerdos, cuando tengo que volver a ser y a renacer, siento la necesidad de decirle a este o aquél, te echaré de menos, quisiera que vayas conmigo, aunque ni siquiera sepa bien a dónde voy.

viernes, abril 08, 2005

My name is

Para los perdidos, recomiendo la película de Paolo Virzì, My name is Tanino. Un italiano perdido en Estados Unidos.
Yo salí del cine y, como siempre, la ciudad me parece otra película. Olvidé por un momento que perdí un libro en la biblioteca y que tengo que comprarlo para devolverlo y poder sacar más libros, que tengo un incesante trabajo de investigación periodística, que tengo que dar dos pruebas la próxima semana y que mi estado emocional no me permite estabilidad como para acometer esas tareas regularmente. Otra película no más.
Supongo que por fuerza haré mi propia película. Supongo tambien que me voy; que si todo sale bien, o como deseo, me voy de intercambio a Siena en Italia, para perderme un poco, para renacer un poco, para partir de cero un poco, y para seguir siendo el mismo, pero no saquemos conclusiones apresuradas, eso es parte del retorno.
Yo olvidaba, decía, las cosas que justamente debo no olvidar. Digamos, esos parecen problemas, las pruebas que se deben dar para los profesores, las deudas que no se han pagado (como alguna que tengo con un hospital). Por una parte uno debería solo dar las pruebas que quiere, no necesito probarle nada a las personas, a mi me importa aprender solo algunas cosas, claro, entonces quedaré fuera del sistema, no podría titularme de periodista, pero a cambio quizás sabría más cosas. Debe ser la vieja interrogante de si seguir un camino ya establecido o cruzar los caminos y hacer uno propio. Supongo que a la larga haré eso propio.
Por otra parte, las deudas me aprisionana la conciencia más que nada. Algunos cobros injustos además, dan susto. Otro justos dan más susto porque solo vienen a recordarnos debilidades propias.
Creo que me meteré pronto en el cine de nuevo.
No se crean otra cosa; que a veces nos hace bien andar perdidos.

martes, abril 05, 2005

Un Cuento

Pareció que se detenía el tiempo, un poco, cuando al cruzar la calle y al cruzar entre la gente sintió un aroma particular. Algún tipo de recuerdo le invadió la memoría, tratando de descubrir en qué año de su pasado tenía que anclarse ahora. ¿Seis meses atrás? ¿Seis años atrás? ¿Un año?
Le había invadido en la nariz un recuerdo, que pareció haberse escapado de su cabeza, pero que ahora saltó en medio de la calles, de los hombros de otra persona, directamente a su cabeza, para volver a entrar. Era el recuerdo de alguien. Y por un momento creyó que debía voltearse a buscar a alguién en el camino. Pensó si sería este o aquel aquello que buscaba. Pero sin darse cuenta el recuerdo se esfumó.
Desde entonces recorre las calles buscando ese recuerdo. Cree que mientras más camine más posibilidades hay de que se tope, de nuevo, con ese olor, el olor inconfundible de las personas que ama. Como el protagonista de El Perfume camina, camina y sus ojos entusiasmados por la esperanza de encontrar de nuevo el espacio condensado en un aroma, o en un recuerdo que salte del cuerpo de alguien.
No quiero olvidarte, parecía decir como enamorado hablándole a alguien que tuvo al frente muchas veces atrás. No quiero dejar de respirar de ti y que tú seas mi recuerdo, pensaba. Mientras, ponía su nariz hacia el horizonte.
Y en ese momento salio corriendo. Voy al horizonte, dijo profusamente. Mientras yo me preguntaba qué olor sería el que estaba buscando y si una historia como esta puede tener otro final que no sea el mismo principio que acabo de contar.

Doblemente cumplevidas

Sí señores, mañana estoy de cumpleaños. 6 de abril. Flanqueado un poco por la muerte de este Santo Padre, por el nacimiento de Teresa de Los Andes el 7 de abril y el 6 de abril mismo por el santoral de San Prudencio ("fecundo escritor del amor a Dios y a las almas"), San Marcelino ("un hombre culto") y por si fuera poco la Beata Pierina Morosini, una obrera caminante digamos, y capaz de perdonar incluso a su abusador, en una de sus tantos viajes por el bosque.
Pero claro, tanto santo alrededor no me hace santo.
Un 6 de abril también nació y murio Rafael, nació Jean Baptiste Rosseau, nacen los juegos olímpicos modernos, mueren Isaac Asimov, Durero, El Greco, Stravinsky, se publica El Principito, se registra el primer dibujo animado
Pero claro, tampoco soy un dibujo animado.
No se tampoco a qué hora nací, ni si será realmente importante saber la posición de los astros al momento de nacer. De todas formas soy aries según eso y, según los chinos, un chancho. Pero tampoco soy un chancho.
La claridad tenue de los 22 me dice que no hay tal definición. Por eso sigo buscándome entre tantos determinantes. Quizás mañana lo sepa y pueda contárselo a alguien. Quizás se me despierte el corazón en una canción hecha para mí. Quizás mañana me llamen los amigos que no me han llamado. Quizás me de cuenta de que mirar a ese sujeto, tanto tiempo, tenía algún sentido.
Doblemente, tendré dos lados hacia los cuales mirar.
Quizás pueda dormir hasta más tarde y mi gato no me despierte saltando sobre mí.
Doblemente, tendré dos lados hacia los cuales despertar.
Bien, y a modo de despedida de mi mismo, de los 21, del chico melancólico y lumínico: señor Felipe nada nos condena a un futuro sin una nueva posibilidad.

domingo, abril 03, 2005

Qué vamos a hacer sin Papa

Al Papa, la gente como yo, que gustaba de los hombres siendo un hombre, no le gustaba. Yo creo que no ha de haber entendido que no me hicieron así para meter una cuña en la estabilidad del mundo, simplemente lo soy porque ese mismo Dios permitió la libertad. Y seguramente tenía todo esto contemplado... y quizás cuanto más que no podríamos contemplar nosotros.
Por esa divergencia esencial, me han dicho que cómo, que porqué me parece este un momento de tanto respeto. Claro, digo yo, es que el viejito conservador igual me caía bien. Y porque creo que antes que las cosas malas hay que ver las buenas, y porque si se trata de perdonar infinitamente, si se trata de querer omnicomprensivamente, si se trata de que el mundo sea mejor ¿quién soy yo para no querer igual a ese viejito conservador que aparentemente no me quería, pero que valía tanto obligándonos a mirarnos cada día?
Claro, ferviente católico no soy, no puedo. Tampoco voy a misa, tampoco comulgo cada año, tampoco rezo con mucha fe, ese don que justifica un poco la esperanza en la resurrección y en la vida eterna... sin embargo, creo que cuando Juan Pablo II nos conminó a mirarlo a Él, nos obligaba a algo tan básico como mirarnos a nosotros mismos. Mirarnos. Y esa reflexión, y un hombre lleno de esa clase de reflexiones merece todo mi respeto. Por eso, compartiré el duelo, porque qué vamos a hacer sin Papa, sin una conciencia humana que nos oblige a mirarnos, a cuestionar cada día quienes somos y cómo nos despertamos a la libertad. Porque, claro, bien dicen que hay varias formas de rezar.
Aleluya. Porque la libertad de un hombre puede hacer que la libertad de los otros hombres sea mejor.
No voy a negar que esto podría ser una apología del Papa y a la vez una conversión mía. Pero es más profundo y simple: mis profundos y mas sinceros respetos al difunto Papa. Yo soy un simple hombre gay que aprendí que el amor (en su extensión) es mas fuerte y, desde ahí, mi más profundo amor y paz para él. Porque por ahí va la vida verdadera, cuando nuestras prioridad es el que sufre antes que el dinero (Como cuando JPII dijo en Chile que los pobres no pueden esperar)
Creo que no hay que explicar mucho más, porque creo firmemente que me hace mucho más grande querer incluso al hombre que no me quería así tal cual. Al final es eso lo que él mismo enseñaba y por eso creo que, en último caso, no soy yo quien tiene que ajustar cuentas, Dios se encargará. Pero mientras, de esos pequeños gestos, imitando los de este gran hombre, podemos hacer que nuestra vida y nuestro mundo sea mejor.
"E' l'amore che dona la pace" (Es el amor el que nos da la paz) dijo JPII en su último texto.... Qué podríamos hacer sin amor.