Pareció que se detenía el tiempo, un poco, cuando al cruzar la calle y al cruzar entre la gente sintió un aroma particular. Algún tipo de recuerdo le invadió la memoría, tratando de descubrir en qué año de su pasado tenía que anclarse ahora. ¿Seis meses atrás? ¿Seis años atrás? ¿Un año?
Le había invadido en la nariz un recuerdo, que pareció haberse escapado de su cabeza, pero que ahora saltó en medio de la calles, de los hombros de otra persona, directamente a su cabeza, para volver a entrar. Era el recuerdo de alguien. Y por un momento creyó que debía voltearse a buscar a alguién en el camino. Pensó si sería este o aquel aquello que buscaba. Pero sin darse cuenta el recuerdo se esfumó.
Desde entonces recorre las calles buscando ese recuerdo. Cree que mientras más camine más posibilidades hay de que se tope, de nuevo, con ese olor, el olor inconfundible de las personas que ama. Como el protagonista de El Perfume camina, camina y sus ojos entusiasmados por la esperanza de encontrar de nuevo el espacio condensado en un aroma, o en un recuerdo que salte del cuerpo de alguien.
No quiero olvidarte, parecía decir como enamorado hablándole a alguien que tuvo al frente muchas veces atrás. No quiero dejar de respirar de ti y que tú seas mi recuerdo, pensaba. Mientras, ponía su nariz hacia el horizonte.
Y en ese momento salio corriendo. Voy al horizonte, dijo profusamente. Mientras yo me preguntaba qué olor sería el que estaba buscando y si una historia como esta puede tener otro final que no sea el mismo principio que acabo de contar.
1 comentario:
Y aquí me tienes, leyéndote otra vez...
Ya pasaron dos días, pero feliz cumpleaños igual. En realidad no sé qué escribirte. Siempre me llenas la cabeza con una mezcla de todo. Y me quedo sentada mirando el suelo pensando y viajando por los lugares que describes que son tan tuyos.
Ya basta de nostalgia y melancolía. Espero que tu año sea mejor.
Adios.
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