Para los perdidos, recomiendo la película de Paolo Virzì, My name is Tanino. Un italiano perdido en Estados Unidos.
Yo salí del cine y, como siempre, la ciudad me parece otra película. Olvidé por un momento que perdí un libro en la biblioteca y que tengo que comprarlo para devolverlo y poder sacar más libros, que tengo un incesante trabajo de investigación periodística, que tengo que dar dos pruebas la próxima semana y que mi estado emocional no me permite estabilidad como para acometer esas tareas regularmente. Otra película no más.
Supongo que por fuerza haré mi propia película. Supongo tambien que me voy; que si todo sale bien, o como deseo, me voy de intercambio a Siena en Italia, para perderme un poco, para renacer un poco, para partir de cero un poco, y para seguir siendo el mismo, pero no saquemos conclusiones apresuradas, eso es parte del retorno.
Yo olvidaba, decía, las cosas que justamente debo no olvidar. Digamos, esos parecen problemas, las pruebas que se deben dar para los profesores, las deudas que no se han pagado (como alguna que tengo con un hospital). Por una parte uno debería solo dar las pruebas que quiere, no necesito probarle nada a las personas, a mi me importa aprender solo algunas cosas, claro, entonces quedaré fuera del sistema, no podría titularme de periodista, pero a cambio quizás sabría más cosas. Debe ser la vieja interrogante de si seguir un camino ya establecido o cruzar los caminos y hacer uno propio. Supongo que a la larga haré eso propio.
Por otra parte, las deudas me aprisionana la conciencia más que nada. Algunos cobros injustos además, dan susto. Otro justos dan más susto porque solo vienen a recordarnos debilidades propias.
Creo que me meteré pronto en el cine de nuevo.
No se crean otra cosa; que a veces nos hace bien andar perdidos.
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