— Curar la locura es un proceso multisistémico, emocionante, amoroso y de estricta disciplina. Es necesario que me deje mirarlo a los ojos y juntar mi tercer ojo con el suyo. Es necesario y estrictamente básico que me sonría y saque la lengua. Míreme a los ojos y baje la mirada tal como lo hace siempre cuando mira el horizonte de la tierra (que está abajo y no arriba como piensan los magos) ¿Le he dicho que me gusta cómo mira el horizonte de la tierra? Creo que le hicieron un mal diagnóstico cuando dijeron que sus párpados pesaban demasiado. En realidad a veces no hay que abrir los ojos para ver. Otras veces sí. Por cierto, la continuidad de las sesiones siempre dependerá de usted, ¿se lo dije? Yo espero que los resultados lo pongan feliz.
— ¿Hasta cuando me va a tener acá?
— Mirándolo ahora, diría que si calculo la relación de sus brazos y su cuerpo, la multiplico por el largo de su sonrisa, los latidos de su corazón y siento el olor de su piel... no tenemos fecha de término. Estas cosas no son así como el "mundo moderno". Esto no es un supermercado. Usted puede irse antes, claro, o la consulta puede ir cambiando, pero cuando estemos acá, las paredes son árboles y el techo no existe. El cielo es infinito.
— No entiendo.
— Voy a abrazarlo cada vez que sea necesario, no se asuste.
— ...
— También puede llorar de vez en cuando.
— Me da mucha ansiedad.
— Voy a tomarle la mano. Aprétela. Cierre los ojos. Muerda una almohada o presione mi brazo si desea.
— ¿Siempre será así?
— Yo siempre querré más cosas para usted. Alguna vez caminaremos descalzos o buscaremos huevitos en el pasto. De colores. Pero no nos desconcentremos del tema y déjeme contarle algunas cosas que tiene que saber. Ya le dije que curar la locura es un proceso complejo. Lo segundo es que usted será la única visita a esta consulta. Para mí curarlo es un privilegio, pero la razón es más profunda: hay cosas que solo se hacen en pareja o con colores que no se repiten. Y tercero, probablemente una de las cosas más importantes, no tendremos la locura como algo de lo cual deshacerse. La pondremos exactamente entre usted y yo y veremos qué sucede. La abrigaremos y la haremos crecer. Es un proceso difícil de enteder, lo sé, pero es cosa de tiempo para que todo tenga sentido.
— ¿Está seguro?
— No. Lo que nos lleva a una cuarta cosa importante: nadie podría asegurar a dónde lleva cada manifestación de locura o si entre nosotros la bola explota o nos succiona. No tenga miedo. Aprenderemos a tener las preguntas allí frente a nuestros ojos y responderlas en el momento justo.
— Si puede ir más lento por favor.
— Por supuesto, discúlpeme pero a veces me acelero demasiado. Me entusiasmo un poco y, como curandero, la locura, más o menos, también se hace parte de mi.
(Besos)
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