sábado, enero 22, 2005

Cambio corazón por piedra

Vendo mi corazón. Ya no lo quiero. Ya no quiero querer a alguien, no quiero enamorarme en algunos años más, no quiero que por enésima vez mi amor sea DEMASIADO para quien quiero entregarlo.
Cambio mi corazón por una piedra, porque parece que esa es la fórmula para que un gay puede ser feliz no? Cambio mi alma por aire finito, no quiero las esperanzas, no quiero más cariño.
Cambio mis ojos por gafas oscuras, porque no se puede dormir eternamente ni querer sin que te quieran. Porque parece que no se puede amar la ternura, no se puede mirar, porque podría encantarme con alguien...
Lo vendo barato, a ver si alguien quiere dos. Vendo mi alma y que mi cuerpo se quede impoluto, que de nada servirá si no tiene nada que decir.
Por lo demas han cometido suficientes errores y no deben valer demasiado. Quizá mande el corazón a una desarmaduría de músculos y el alma a un compresor de aire. No tengo nada que hacer con ellos. Han terminado de golpearlos, están un poco inservibles, un poco moribundos y me hacen sentir tan ridículo y absurdo... porque nadie ama ahora, por lo menos no como ellos quieren amar.
Quizás están pasados de moda, y tengo que comprar unos nuevos. El corazón es demasiado comprometido, no necesita demasiado para querer y confia en quien no debe confiar. Y el alma, el alma es transparente, cálida, gusta de dar abrazos y besos, de esos que se me caen de los bolsillos, ahora.

1 comentario:

Carla Paloma dijo...

No sé qué escribirte... es que me he sentido así muchas veces. Y escucho "La Indiferencia" de Inti Illimani y me calsa justo. Claro, a veces se siente como si uno fuera el único en el mundo que tiene corazón. El único idiota que llora en todas las veredas por alguien que sólo existe en tu cabeza. Y sólo se ve amor en las calles, y la soledad es tanta que ni siquiera se puede llorar. Sólo quieres estar tirado en el pasto como cuando eras un niño. No sé, es que así me siento yo.