En 20 minutos debo ir al sicólogo, de nuevo por hoy, después de una primera entrevista de "conocimiento del caso" la amable sicóloga que me atendió me preguntó en qué podían ayudarme ellos. Le conté miles de cosas y, después de todo ella me dijo que no podían ayudarme m en cada una de las decenas de cosa que hablé, que no hacían terapias "como se conocen". Que habíamos hablado muchas cosas y que ella pensaba que necesitaba mucho atenderme con un sicólogo. Además me mando de urgencia a verme con un psiquiatra para averiguar que de biológico tiene esto... Lloré, y temblé como siempre pasa en esos casos, y de nuevo vuelve el tema de la soledad y de la infelicidad. "Más bien desolación" le decía yo. Y se repiten mas o menos las mismas cosas que le conté a otro sicólogo cuatro años atrás, y de nuevo las cosas se me hacen tan difíciles, tan inexplicables, tan duras, tan difíciles de comunicar, tan imposible de creer que alguien pueda entenderme. Guardo la distancia y cuando hablé de esto frente a ella se me hicieron tan fáciles las lágrimas, tan felices cuando caen. Y no tengo como terminar este post porque no tiene caso, porque hay cosas de las que no sé defenderme, hay profundidades que se me escapan abismantes dentro de mí, y no tienen medida los abismos en los que me caigo. Ya es hora, de nuevo. El tiempo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario