Blog de juventud de Felipe Herrera. Desde 2004 y hasta 2007 este fue el blog en el que conté todo lo que me pasaba mientras afirmaba mi identidad. Es lo que conoceríamos como un blog de primera generación.
sábado, junio 09, 2007
Modernidá
Pero en el fondo "es lo mismo no más".
viernes, junio 01, 2007
Amanecer de risa y amor infantil
La otra cosa es que súbitamente recordé una de las canciones que nos enseñaban en el colegio... en mi colegio episcopal de Valparaíso donde el amor de Dios era lo más importante. Entonces me enseñaban canciones como la que sigue:
Amar es entregarse
olvidándose de sí
buscando lo que a otros
pueda hacerle feliz
buscando lo que a otros
pueda hacerle feliz
que lindo es vivir para amar
que grande es tener para dar
dar alegría y felicidad
darse uno mismo eso es amar
dar alegría y felicidad
darse uno mismo eso es amor
Curiosisimo no? Mientras la cantaba, entre que sentía el pudor, lo patético de cantar algo así ahora, era inevitable reconocer de dónde venían mi profunda forma de pensar sobre el amor. Es una buen forma de evangelizar, dirán algunos, o un buen lavado de cerebro dirán otros, pero lo cierto es que termino creyendo en eso. Es peligroso en el mundo de hoy, querer de esa manera, pero el hecho de que el amor de hoy esté abusado y desmentido no quiere decir que el amor en realidad deba ser así.
miércoles, mayo 30, 2007
Another beautiful way
Dance For Me - Jiggsaw
I believe that there is nothing better than this night with you and there is no where I would rather be.
So Dance for me!
My sweet, this is the last time you will breathe. For me!
This is the last time you will sing, "Oh, what a beautiful day to die! Oh, what a beautiful place to lie."
This human form, where you were born. I'm gonna Dance!
(you wont let me die without a smile on my face, without a pair of hands to lay my head. you wont let me rise in the morning without you and there is no place I'd rather be.)
Puede ser escuchada acá
http://www.myspace.com/jiggsaw
lunes, mayo 28, 2007
Las nubes mías
Las dos marionetas mirando el cielo tirados en el contenedor de basura.
- iiii, ¿que son esas?
- Son las nubes.
- ¿Y qué son las nubes? ¡Qué bellas son! ¡Qué bellas son!
("Che cosa sono le nuvole?", corto de Pasolini)
Una marioneta.
El mar se roba las plumas de las gaviotas.
Un orgasmo amargo le pellizcó los genitales y entonces se acordó que aún amaba. Y que el amor no estaba ahí.
Cuando lo miraba no podía entender sus lágrimas.
El mar no puede volar, pero en la noche se hace nubes, las mismas que algunas veces bajan a mi ventana.
Él se vuelve a drogar.
Ella vuelve a fumar.
Él recuerda. Él también recuerda.
Él aprieta tanto sus ojos cuando llora. Él se relaja.
Los dos hombres se toman de la mano, tirados en el suelo de un departamento.
- Qué bellas son las nubes.
- Sí... ¿Sólo son nubes, lo sabes?
- Sí.
- ¿Y no te importa?
- No.
- ¿Estás seguro?
- Sí. Las vidas no tienen más significado que las nubes.
sábado, mayo 26, 2007
Tarde de amor
I
¿Tendremos tiempo todavía
para un amor eterno?
Cuando las gotas de lluvia
tiemblan, en las ramas desnudas,
como lagrimas frías en las pestañas de invierno.
¿Tendremos tiempo todavía
para tener recuerdos?
Para que nuestros besos tengan sombras,
para que un día, al fin, nos olvidemos.
¿O somos ya un recuerdo y un esfuerzo
trabajando el pasado,
buscando nuevos seres,
en lo que queda apenas de nosotros?
¿Tendremos tiempo todavía
para el bello dolor, para las lágrimas
doradas como uvas, para la dulce
tortura azul y el suspendido aliento?
¿Tendremos tiempo todavía
para el pecado y el arrepentimiento,
para saciar la sed, y para volver
por esa misma sed, y estar sedientos?
¿Tendremos tiempo aún
para este amor sin Sol?
¿Tendremos vida?
II
Tengo en el hueco de mis manos
tu rostro de agua,
y a través de él te veo y te amo.
No es a tu rostro,
es a ti a quien yo amo.
Tu rostro es solo un cuadro,
sólo se te parece,
sólo busco tu rostro para reconocerte.
Pero tú estás al fondo de tus ojos y al fondo
de ti mismo,
y solo por instantes apareces.
Y eso es lo que yo amo,
cuando me encuentro solo,
y contemplo en mis manos
el agua de tu rostro.
III
Yo no lo sé,
pero tu te asomaste junto a mi corazón
y el pozo seco te reflejó.
Traías tu mismo el fondo del agua,
con algunas estrellas y un poco de luz blanca.
Tú plantabas las flores junto a mi negro muro,
y traías la fuerza que les daba mi musgo.
Tú querías palabras que tu oído entonaran,
y me dabas la voz para que las cantara.
Amoroso donante, cómo no amar tu amor,
si tu amor alcanzaba para nosotros dos.
IV
La juventud que tú me ves
no es mía.
Me viene de tus ojos.
Si yo creyera ser la luz, sería
como si la montaña se creyera
ser ella el alba que por ella arriba.
Tu doras los contornos de mi apagado corazón,
tu mismo
eres el que, encendido,
avanzas desde el fondo de mi vida
hasta la tempestad del goce, hasta la orilla,
con tu anhelante fiebre de ola vida.
Yo soy el bosque recogido, tu eres
el perfume y el viento y el temblor.
Eres tú lo que escuchas.
Es tu navegación por mis venas calladas.
Es tu latido
llamando al centro de mi corazón.
Yo soy una cansada montaña que en la sombra
quiere vivir dormida.
Y tu me ves brillar y abrir mis flores,
porque tú eres el día.
V
Todo era tuyo ya,
tu sangre era florida.
En melodiosa ofrenda
tu corazón se abría.
Tus raíces subían de cálidas honduras.
Un aire denso, tibio,
mecía tu estatura.
Yo no te traje nada,
sino la ayuda para consumirte.
No fui sino el viajero
que llegó a un sitio solo en primavera,
un sitio abandonado, pero leno de mieles y fervores
de contenida tierra.
Yo no te traje nada,
sino mi antigua, mi profunda huella.
Tu estabas solo, pero ya estabas vivo.
Yo estaba muerto ya, ya mi memoria
era mayor que mi esperanza,
ya iba
sin contemplar los venideros días.
Pero fui el que llegó,
por eso todas tus anhelantes mieles fueron mías.
Y te ayude conmigo a devorarte
en ese fuego que te consumía.
VI
No siento ya que vivo en ti, no siento
que consumes mi imagen,
y me dejas sin mí.
Cuando tú me pensabas me moría.
Era un desdoblamiento, yo sentía
que me llevabas y me absorbías.
Yo estaba ausente,
no vivía.
Yo crecía en el centro de tu alma,
en otra vida,
en una clara atmósfera.
Como una gota me escuchaba
en tu callada sombra.
Yo estaba en mi desvelo en tu silencio.
en una azul campana.
Yo estaba suspendido, rodeándote dormido
en el vano sutil de tu cálido aliento.
Cuando no me sentía, yo sabía,
que eras tú quien por mí
me pensabas la vida.
Pero ahora me siento.
Llega de nuevo mi caudal perdido.
En la sombra cauda
de nuevo vengo, hasta volverme vivo.
Siento que no me piensas, que me tengo,
que retorno a mi vida.
Cierro en mis manos una flor oscura.
¡Toda mi soledad es de nuevo mía!
(Julio Barrenechea)
viernes, mayo 25, 2007
Half-boyfriend
Él es tan gay, pero esta canción es tan desgraciadamente, también, gay que no podía dejar de sentirla. Ok ok, yo tambien
Pretextos sobre la muerte y el amor
"Tu no sabes lo que es morirse. Nunca lo has hecho. Yo no quiero dejar mi casa porque ella se morirá conmigo", decía él abrigándose para pasar el frío del invierno que recién anunciaba el congelamiento de sus meses. "Yo soy muerte constante", le decía la muerte tratando de convencerlo de tomar "la mejor decisión". Pasó un poco de tiempo y el hombre salió. La muerte, blanca como la nieve, no dijo nada y se lo llevó. Adentro las paredes estaban manchadas de sangre, sudor y lágrimas.
jueves, mayo 24, 2007
Deep breath
Respira profundo, respira de mi corazón. Tengo limpia mi cabeza con agua y aceite. Tengo abrazos muy limpios. Ahora ya no quiero nada más que una respiración de tierra. Sólo el instinto. Ahora sólo el instinto.
Tengo miedo. No estoy seguro.
No tengas miedo. No tengas miedo.
Give me your hand, and just breathe.
I just love you so bad.
Por todas las cimas hay paz,
en todas las copas oirás apenas un aliento.
Los pájaros en los bosques son silenciosos.
Solo espera, pronto tú también descansarás.
lunes, mayo 21, 2007
Santiago dormitorio
Hoy, cuando Javier miró a Sebastian quedó claro que entre ellos dos había algo mas que una simple historia. El valor de las palabras es efímero e irrelevante para explicar lo que pasó cuando estos dos jóvenes se miraron. Sebastián no esperaba encontrar a Javier allí, pero era más que eso. Habían dejado de verse exactamente hace cinco años, cuando Javier le dijo a Sebastián lo que nadie habría querido oír. Alguien más estaba besando a su novio con el que había terminado solo unos días atrás. Por eso esa noche, después de ver por última vez a Javier —hasta hoy—, el abrazo de Ignacio fue en realidad el mejor abrazo que le hayan dado jamás. Ignacio tenía sus pies descalzos y vestido de blanco, como un santo de boxers y sudadera, se sentó en un sillón, blanco como él, y abrazó al Seba, vestido con jeans de cuatro días, zapatillas gastadas y boxers rojos. Es cierto: estaba y se sentía contaminado.
La verdad es que Sebastián ya había elegido otra vida. Quizás ni siquiera esta, pero sobre esta, pensaba...
INCOMPLETO POR AHORA
Dedicación para Leín.
viernes, mayo 11, 2007
Vocacion de viento
No me atrevo a hablarte y tú
no se si no te atrevas.
Porque ahí estás.
Y no nos atrevemos.
Si abrieras solamente la ventana
y pusieras tres puntos suspensivos
comprendería que quieres conversar
palabras y silencios.
Pues tus silencios retumban: caballería celestial a veces
a veces música. Roce de ángeles.
A veces silbido de serpiente.
Pues mis palabras: palabras son con vocación de viento.
(Alguien me regaló esto en el momento adecuado)
martes, abril 24, 2007
No es posible | Un curandero sin remitente
+56989567xxx
Texto: Antonio Llegaste ya? Un beso, te amo.
—¡Es un mensaje de texto para ti! ¡No me habías dicho que estabas saliendo con alguien!
—Uhm, no, no, esto está mal.
—¿Mal? a mí me parece bueno.
—No, no, está mal, créeme.
—¿Porque?
—Porque nunca nadie se ha enamorado de mi.
—¿Nadie? Pero, bueno, entonces esta es la primera vez que alguien se enamora de ti ¡Fe-li-ci-da-des!
—No. No está bien esto... en realidad yo no estoy saliendo con nadie, no pololeo, no conozco a nadie que pueda haber mandado un mensaje así. Además, como te digo, nunca nadie se ha enamorado de mí.
—¿Pero me vas a decir que entonces es de dios, del que supuestamente ama a todos?
—No, no, dios no existe, o por lo menos no escribe mensajes de texto.
—Claro que no va a ser de dios, además tiene tu nombre y está dirigido a tu teléfono.
—No es necesario que digas eso, si me di cuenta. No necesito pruebas.
—Pero de todas formas necesitas pruebas para entender que alguien está enamorado de ti.
—Claro, es distinto. Eso no pasa siempre y, además, es algo peligroso para lo cual se necesitan pruebas.
—Alguien que te pregunta a dónde llegaste es alguien que sabe bastante de ti.
—Sí, venía llegando, de un viaje bastante largo y cansador. Pero eso tampoco justifica el amor.
—¿De un viaje? ¡Tampoco me habías dicho que hiciste un viaje! ¡Vaya que sí estás lleno de sorpresas!
—Ah, un viaje como todos, de esos en que vas y regresas para hacer lo que tenías que hacer.
—¿Y te fue bien?
—Sí, fui a comprar piedras.
—¿Piedras?
—Sí, piedras, porque estaba leyendo esa parábola que recomendaba construir la casa sobre piedras.
—Ah, esa es una forma de ver las cosas. Pero entonces probablemente ahí te encontrarse con alguien y te enamoraste.
—No, no, te lo digo, nunca nadie se ha enamorado de mi, ¿Por qué debería ser esta la primera vez? Y no digas que es de un tal Jesús, si esta no es un fábula cristiana!
—¿Bueno pero qué vas a hacer entonces?
—Ya lo hice, ya respondí.
+56983619xxx
Texto: Qué lindo su mensaje de amor pero lamentablemente dudo que haya sido para mi. No reconozco remitente. Que tenga buen destino.
lunes, abril 23, 2007
Moving
—¿Por qué frenaste? —le pregunté y no supo responderme—. ¿Pasó algo? ¿Quieres bajarte aquí? —le pregunté aún con el impacto.
—No sé, quizás vas muy rápido, pero en realidad no lo sé, me pareció ver algo en el camino —dijo por primera vez.
—¿Algo como qué? Yo veo solo espejismos
—¿Espejismos? Sí, sí, quizás era eso, espejismos.
—¿Quieres bajarte? De todas formas sabes que vamos y volvemos, si quieres puedes bajarte en este mismo lugar de regreso.
—¿A dónde vamos?
—Al horizonte y más allá.
—¿Y se vuelve de ahí?
—Se puede regresar de cualquier parte.
—Me sentí atrapado en este automóvil.
—Puedes bajarte cuando quieras, pero hay reglas ¿las sabes?
—No
—Nunca puedes bajarte cuando el automóvil está avanzando, tampoco puedes hacerlo por la ventana y tampoco puedes hacer que frene intempestivamente porque podrías golpearte o hacer que un pasajero se golpee.
—¿Y entonces cómo puedo bajarme?
—Hablas con el conductor y le dices que frene, después te sacas el cinturón, abres la puerta y te bajas.
—¿Y qué pasa con el automóvil?
—El automóvil no dejará de ser lo que es y probablemente siga su camino, a menos que invites al chofer a caminar ves? le dices que detengan el auto y lo guarden en un lugar seguro para cuando quieran volver y seguir el camino.
—¿Y qué pasa si no quiero nunca más tomar ese auto?
—No tienes que hacerlo, quizás el auto lo tome otra persona, o con el tiempo se esconda entre la maleza y los árboles del camino.
—¿Y porque dices que podemos bajarnos al regreso? No sé donde estamos ahora en realidad.
—Yo tampoco sé donde estamos, pero tienes que tener fe.
—¿Fe? ¿Qué es eso?
—Lo único que nos hace ir volver, o detenernos en el mismo lugar. Incluso si no tuviésemos automóvil podríamos llegar a donde vamos o sortear los espejismos.
—No lo había sentido.
—Es que más fácil ver espejismos que sentir la fe.
—¿Podemos parar el automóvil en el bosque y dormir una siesta de fe para seguir?
—Sí, acomódate.
sábado, abril 21, 2007
El silencio de los amantes | Quédate más cerca que cuando empezamos
—Estaba teniendo sexo.
—Sí, pero preferiría decir que hacía el amor.
—¿Con quién?
—Con él, con el mismo muchacho de siempre, con el que me gusta.
—¿Y usted hace eso muy a menudo?
—No realmente, aunque quisiera, no están las condiciones, además, no sé si él quisiera hacerlo conmigo siempre o para siempre.
—¿Se lo ha preguntado?
—No, pero lo sospecho. O sea, usted sabe, el olfato. Por ahora no encuentra.
—Bueno, pero usted me estaba contando algo.
—Sí, le contaba del silencio de los amantes. Es el momento más frágil en cualquier relación, entre dos personas, siempre, siempre. Después del placer más finito y más pavoroso, los amantes se quedan congelados, sus cuerpos simplemente no pueden más. El calor es el máximo y después de esa emoción física se quedan detenidos, paralizados, conteniéndose el uno con el otro. Y entonces siempre llega una ventisca de silencio, de miedo, de dudas. Apesar de ser el momento en que están más juntos que nunca, después de ese climax sus existencias se transforman. Dejan de mirar el presente y miran el futuro. "Tengo que irme", le dice uno al otro. Y este asiente aunque no quisiera, pero da lo mismo. Sin embargo antes, entre el orgasmo y la partida sucedieron aún mas cosas.
—¿Qué sucede?
—He estado pensando en eso. Cuando paralizado de esa forma y estando aún tan pegado a él, como le dije, sentía mi cabeza viajar por tantas partes.
—Sea más claro.
—En ese silencio los amantes no son nada. No son amantes. Solo son dos cuerpos después de hacer el amor. Solo dos cuerpos cansados. Y mientras esos segundos pasan, los amantes piensan en qué es lo que realmente pasó. Uno más temeroso que otro piensa que no quiere que esa sea la última vez; el otro, en cambio, quisiera repetirlo.
—No es algo consciente me imagino.
—No, usted está en lo cierto. Además que es solo un segundo. Y se acaba cuando uno de los dos besa al otro. Y entonces se disipan las dudas. Y a veces, incluso, se quedan abrazados, muy pocas veces hablan inmediatamente, salvo cuando ya han pasado mucho tiempo juntos. Entonces ese beso en el mejor de los casos disipa las dudas de ambos. En el peor de las casos disipa las dudas de uno y calla las del otro. "Quiéreme siempre", piensa uno y el otro piensa lo mismo. O a veces uno piensa "¿hasta cuando?" y el otro piensa "¿Será esta la última vez?".
—Es un poco pesimista su forma de ver las cosas.
—No, solo trato de ser realista. Es lo que pasa con el silencio de los amantes. Ese espacio que está lleno de dudas. "Cuando no se puede ni nombrar el pan", entiende?. Todo es una pregunta durante ese silencio. Preguntas que se responden solamente con gestos, no con palabras. Entonces, le cuento, él me besó después de ese silencio. Y creo que es lo mejor pasado. Estaba preocupado por él.
—Entonces ¿Usted se ha enamorado?
—Hay algunas personas que se han enamorado de mí. Supongo. Aunque yo tal vez nunca las vi y no hayan sido importantes, pero es posible que haya pasado.
—Pero yo le pregunté por usted.
—Sí, ocurre que yo no entiendo cómo alguien se puede haber enamorado de mí sin que yo me hubiese dado cuenta y sin que me hubiese enamorado.
—¿No se había enamorado nunca entonces?
—Uhm, podría decir que no. Nunca como ahora. Nunca sabe?
—¿Nunca antes se había dado cuenta del silencio de los amantes?
—No. ¿Acaso es algo muy antiguo?
—Sí, es algo muy antiguo.
—Qué extraño... ¿Entonces me estoy enamorando?
—Puede ser, puede ser también algo momentáneo... Ya sabe como dicen: el amor es de dos.
—Creo que en ese momento del silencio los amantes solo piden una cosa: "Quédate más cerca de cuando empezamos".
—Cómo la sabe.
—Porque si no, no serían amantes.
—Claro, cómo no lo vi antes.
—Me quedó una duda de su historia. ¿Los amantes terminan felices?
—Sí, claro que sí. Algo más profundo sabe? Yo lo llamaría el verdadero compromiso. Porque, como le dije, no hacen falta las palabras. Es mucho más. Un silencio lleno de gestos y respuestas. En un silencio dejaron de ser para luego no estar solos nunca más.
—El problema es que hay muy pocos amantes.
—Sí, me temo que es así.
viernes, abril 20, 2007
Señor despierte

Hoy me regalaron un café. No fue la mejor idea. Fue tal cual como si me regalaran una jalada de coca o un extasis a la vena, aunque admito que no he consumido ninguna de esas dos cosas, supongo que el efecto de la cafeína en mi organismo equivale, por la ignorancia quizás, a una fuerte golpiza de ansiedad. Mi corazón comenzó a latir tan fuerte que mis manos empezaron a temblar y a golpearse contra el cielo.
Todavía el corazón no deja de latir tanto y como era de esperarse no puedo dormir...
Tengo a la Callas en los oídos señores y aplaudo y enloquezco.
Madame Butterfly me habla.
Quizás está Callas corriendo en Medea y quizás se desmaye y quizás nadie quiera verla. Pobre Callas, pero era tan bella!
Y cantaba tan profundo que hasta ahora la siento, pero no te tomes esos barbitúricos Callas, que te hará mal.
Tenía que morirse ella entonces después de beber una negra taza de café en el momento justo en el que sentía un fuerte dolor en el costado izquierdo del pecho.
No hay tranquilizantes que tranquilicen Callas.
Callas.
martes, abril 17, 2007
Volver a las profundidades

Volví a las profundidades, con más de 25 grados sobre cero, con un corazón latiendo y estremeciéndose en búsqueda de ese poco de agua necesaria para que crezca el árbol. No había salvavidas, nadie me miraba, la noche caía, en un momento ni siquiera había sombra. La soledad es húmeda con los oídos tapados y los pulmones se hacen infinitos, como cuando se ama, como cuando físicamente vives para abrazar, para besar o para hacerse parte del otro.
El cuerpo recto, pero con movimientos flexibles, tensión y distensión, abre los pulmones y aprieta el pecho. Respiro, respiro, beso el agua y tengo la intensión de hacerme parte de ella, de diluirme porque tampoco tengo miedo de caer en los desagües. Después de todo ¿Cuántas veces ya no he caído en los desagües? Las luces comienzan a encenderse, una, dos. Mis ojos abiertos bajo el agua y aparece mi sombra. Cerca de la oscuridad del agua veo la muerte. Veo tantas cosas. Creo que ya estoy añorando.
Nadar con los ojos abiertos es lo más parecido a volar. Hacerlo con los ojos cerrados es lo más parecido a morir. Y entonces, comienza a acabarse el aire de mis pulmones. Tengo que salir, no quiero salir. A veces me da miedo ese espacio infinito del aire. A veces prefiero ser paz. (Quiero decir, ser pez)
lunes, abril 16, 2007
La fábula trágica | El curandero
"Su hijo tomo esa pulsera de identificación y se puso a jugar con ella. Metió sus dedos en cada uno de los orificios. La miró. Después de esto se dió cuenta de que en los cinco orificios podía meter todos los dedos de una mano. Lo hizo. Intentamos quitarle la pulsera y se puso a llorar", dijo el médico. Entonces mi madre, creyendo que el doctor estaba loco, o que quizás ella no había entendido me apretó como protegiéndome para que no me llevaran. Fue solo una reacción instintiva y por ignorancia del tema. Y el médico siguió: "Su hijo conoce señora, tiene ganas de conocer. Eso es normal, pero después de eso su hijo se enamorará". "No estoy entendiendo", le dijo mi madre. "Es simple: su hijo conoce y se enamora, mientras más conoce más se enamora... ¿Se da cuenta de las nefastas consecuencias que puede traer esto para el mundo?", sentenció el médico.
Yo no supe nada de esto hasta que me puse a navegar por internet y alguien en un foro habló de eso. Le pregunté a mi madre y ella se acordó un poco del episodio. Mi padre nunca lo supo. Mi madre corroboró la realidad a medida que yo iba creciendo y yo, analizándolo, lo comprobé por todas las veces que me había enamorado.
Si abro los ojos comienzo a sentir un escalofrío en el cuerpo. Si miro la luz, si miro a la gente, de vez cuando hay alguien que me despierta curiosidad. O me mira de una forma distinta. Entonces vuelvo a cerrar los ojos y me acerco. Le toco con mis manos, le escucho, le huelo, y es como si cada partícula que entra física o sicológicamente a mi cuerpo se acumulara. Y comienzo a poner atención, a meter cada uno de mis dedos en sus orificios. Pasa el tiempo y miro sus ojos tristes o sus ojos felices y es como si viera algo más. A veces, ese momento me provoca un terror espantoso. No es necesario que algo sea aparentemente bello para ser amado. En realidad todo puede ser bello y ser amado. Ese proceso es mi entendimiento. Pero ya es tarde, porque a penas alcanzo a decirlo y el entendimiento se transforma en amor. ¿Cual es la diferencia entre el entendimiento y el amor? Quizás el médico tenía razón, le comenté a mi madre.
Ahora entiendo. Y trato de no amar inmediatamente. Pero en la profundidad de las cosas y las personas, la explicación de sus significados, el entramado de sus justificaciones, el árbol que fluye al corazón. Cuando se entiende eso uno se muestra curandero, pero el curandero invitablemente ama, porque no se puede hacer menos frente al arbol que cada hombre lleva dentro. Con el tiempo, sin embargo, he ido aprendiendo que no todo es amable, porque a veces traicionaron incluso al entendimiento. ¿Qué se entiende y qué se ama?
lunes, abril 09, 2007
Curando la locura. Primera Sesión
— ¿Hasta cuando me va a tener acá?
— Mirándolo ahora, diría que si calculo la relación de sus brazos y su cuerpo, la multiplico por el largo de su sonrisa, los latidos de su corazón y siento el olor de su piel... no tenemos fecha de término. Estas cosas no son así como el "mundo moderno". Esto no es un supermercado. Usted puede irse antes, claro, o la consulta puede ir cambiando, pero cuando estemos acá, las paredes son árboles y el techo no existe. El cielo es infinito.
— No entiendo.
— Voy a abrazarlo cada vez que sea necesario, no se asuste.
— ...
— También puede llorar de vez en cuando.
— Me da mucha ansiedad.
— Voy a tomarle la mano. Aprétela. Cierre los ojos. Muerda una almohada o presione mi brazo si desea.
— ¿Siempre será así?
— Yo siempre querré más cosas para usted. Alguna vez caminaremos descalzos o buscaremos huevitos en el pasto. De colores. Pero no nos desconcentremos del tema y déjeme contarle algunas cosas que tiene que saber. Ya le dije que curar la locura es un proceso complejo. Lo segundo es que usted será la única visita a esta consulta. Para mí curarlo es un privilegio, pero la razón es más profunda: hay cosas que solo se hacen en pareja o con colores que no se repiten. Y tercero, probablemente una de las cosas más importantes, no tendremos la locura como algo de lo cual deshacerse. La pondremos exactamente entre usted y yo y veremos qué sucede. La abrigaremos y la haremos crecer. Es un proceso difícil de enteder, lo sé, pero es cosa de tiempo para que todo tenga sentido.
— ¿Está seguro?
— No. Lo que nos lleva a una cuarta cosa importante: nadie podría asegurar a dónde lleva cada manifestación de locura o si entre nosotros la bola explota o nos succiona. No tenga miedo. Aprenderemos a tener las preguntas allí frente a nuestros ojos y responderlas en el momento justo.
— Si puede ir más lento por favor.
— Por supuesto, discúlpeme pero a veces me acelero demasiado. Me entusiasmo un poco y, como curandero, la locura, más o menos, también se hace parte de mi.
(Besos)
domingo, marzo 11, 2007
Besame mucho
martes, marzo 06, 2007
Aumente su calma
sábado, marzo 03, 2007
Dias miles
viernes, marzo 02, 2007
No existen restos univocos de amor
Ahora ya no soy mamá y no importa que venga el lobo. O ya llegó?
martes, febrero 27, 2007
El arrepentimiento, la noche, el amor y la piedad
De la ventana de mi pieza veo el campo. Unos árboles verdes y algunas ardillas. Entonces la ventana blanca se rompe y los árboles hacen crecer sus ramas. Sus hojas vienen casi a acariciarme la cara cuando las ardillas ahora rondan en mi habitación. Se mueven las ramas y mi corazón. Es que en algunos momentos no puedo ser árbol ni ser rama. Quizás será porque me estoy muriendo. Más o menos lo mismo que se mueren todos cada día, pero a mi me deprime solo pensarlo.
El arrepentimiento es temer del pasado, de la noche que de un momento a otro se hizo tan oscura. Arrepentirse es sentir con más fuerza el palpitar de la sangre en las venas. Es no querer morirse.
La piedad, en seguida, me salva de la tragedia. De tu parte o de Dios, me salva de la tragedia.
lunes, febrero 26, 2007
El arrepentimiento, la noche, el amor y la piedad
viernes, febrero 23, 2007
Espectador
Entonces llegan los muertos, las enfermedades crónicas, los diagnósticos irreversibles y los balazos en la calle. Decesos irrenunciables.
Pero dicen, también, que la felicidad es así de efímera.
miércoles, febrero 21, 2007
El zorro: resignación, perder y seguir viviendo
Aprendí a perder. No es injusto que no pueda tocarle o que prefiera estar con otras personas antes que conmigo. No es injusto que alguien quiera otra cosa, no es injusto que hayan dos caminos parecidos, que se cruzen, pero que nunca se unan.
No siempre se gana, le dijo el árbol al zorro. Él había visto muchas hojas caer a sus pies y ver a un zorro subirse a llorar sus penas en la que era una de sus ramas más fuertes no le causaba sorpresa.
El árbol le contó al zorro la historia de las tortugas, que tienen que llegar al mar después de nacer. Le dijo también que las tortugas vuelven, pero muy pocas vuelven. Le dijo que poco a poco se iban haciendo más fuertes, pero que ninguna había dicho que eso era injusto.
El zorro había llorado. Nunca más vería a la hembra que le gustaba. Él vivía uno de esos momentos en que sabía que no había una vuelta atrás. Todo esto no era ni siquiera una fábula.
martes, febrero 20, 2007
Imposible
martes, febrero 13, 2007
Segundas oportunidades
"Llévame del dolor"...
Debo admitir que mi memoria tenía un poco de sangre... de no sé qué muerto.
Ahora, "un cielo negro como el agua de tu amor. Y volar, ver el mar"
miércoles, enero 24, 2007
Un lugar para morir
Hoy nadé un poco... anduve por ahí. No creo que me ahogue antes de salir a buscar mi embarcación. El problema es que aún no sé de que lado está mi horizonte.
martes, enero 02, 2007
Sucede que me canso de ser hombre.
Sucede que entro en las sastrerías y en los cines
marchito, impenetrable, como un cisne de fieltro
Navegando en un agua de origen y ceniza.
El olor de las peluquerías me hace llorar a gritos.
Sólo quiero un descanso de piedras o de lana,
sólo quiero no ver establecimientos ni jardines,
ni mercaderías, ni anteojos, ni ascensores.
Sucede que me canso de mis pies y mis uñas
y mi pelo y mi sombra.
Sucede que me canso de ser hombre.
Sin embargo sería delicioso
asustar a un notario con un lirio cortado
o dar muerte a una monja con un golpe de oreja.
Sería bello
ir por las calles con un cuchillo verde
y dando gritos hasta morir de frío.
No quiero seguir siendo raíz en las tinieblas,
vacilante, extendido, tiritando de sueño,
hacia abajo, en las tapias mojadas de la tierra,
absorbiendo y pensando, comiendo cada día.
No quiero para mí tantas desgracias.
No quiero continuar de raíz y de tumba,
de subterráneo solo, de bodega con muertos
ateridos, muriéndome de pena.
Por eso el día lunes arde como el petróleo
cuando me ve llegar con mi cara de cárcel,
y aúlla en su transcurso como una rueda herida,
y da pasos de sangre caliente hacia la noche.
Y me empuja a ciertos rincones, a ciertas casas húmedas,
a hospitales donde los huesos salen por la ventana,
a ciertas zapaterías con olor a vinagre,
a calles espantosas como grietas.
Hay pájaros de color de azufre y horribles intestinos
colgando de las puertas de las casas que odio,
hay dentaduras olvidadas en una cafetera,
hay espejos
que debieran haber llorado de vergüenza y espanto,
hay paraguas en todas partes, y venenos, y ombligos.
Yo paseo con calma, con ojos, con zapatos,
con furia, con olvido,
paso, cruzo oficinas y tiendas de ortopedia,
y patios donde hay ropas colgadas de un alambre:
calzoncillos, toallas y camisas que lloran
lentas lágrimas sucias.
Hemos perdido aun este crepúsculo.
Nadie nos vio esta tarde con las manos unidas
mientras la noche azul caía sobre el mundo.
He visto desde mi ventana
la fiesta del poniente en los cerros lejanos.
A veces como una moneda
se encendía un pedazo de sol entre mis manos.
Yo te recordaba con el alma apretada
de esa tristeza que tú me conoces.
Entonces, dónde estabas?
Entre qué gentes?
Diciendo qué palabras?
Por qué se me vendrá todo el amor de golpe
cuando me siento triste, y te siento lejana?
Cayó el libro que siempre se toma en el crepúsculo,
y como un perro herido rodó a mis pies mi capa.
Siempre, siempre te alejas en las tardes
hacia donde el crepúsculo corre borrando estatuas.
Eres toda de espumas delgadas y ligeras
y te cruzan los besos y te riegan los días.
Mi gesto, mi ansiedad cuelgan de tu mirada.
Vaso de resonancias y de estrellas cautivas.
Estoy cansado, todas las hojas caen, mueren.
Caen, mueren los pájaros. Caen, mueren las vidas.
Cansado, estoy cansado. Ven, anhélame, víbrame.
Oh, mi pobre ilusión, mi guirnalda encendida!
El ansia cae, muere. Cae, muere el deseo.
Caen, mueren las llamas en la noche infinita.
Fogonazo de luces, paloma de gredas rubias,
líbrame de esta noche que acosa y aniquila.
Sumérgeme en tu nido de vértigo y caricia.
Anhélame, retiéneme.
La embriaguez a la sombra florida de tus ojos,
las caídas, los triunfos, los saltos de la fiebre.
Ámame, ámame, ámame.
De pie te grito! Quiéreme.
Rompo mi voz gritándote y hago horarios de fuego
en la noche preñada de estrellas y lebreles.
Rompo mi voz y grito. Mujer, ámame, anhélame.
Mi voz arde en los vientos, mi voz que cae y muere.
Cansado. Estoy cansado. Huye. Aléjate. Extínguete.
No aprisiones mi estéril cabeza entre tus manos.
Que me crucen la frente los látigos del hielo.
Que mi inquietud se azote Con los vientos atlánticos.
Huye, Aléjate. Extínguete. Mi alma debe estar sola.
Debe crucificarse, hacerse astillas, rodar,
verterse, contaminarse sola,
abierta a la marea de los llantos,
ardiendo en el ciclón de las furias,
erguida entre los cerros y los pájaros,
aniquilarse, exterminarse sola,
abandonada y única como un faro de espanto.