viernes, julio 15, 2005

Eso de andar buscando casa

Como los caracoles o las tortugas, algunos llevan la casa en las espaldas. Otros la llevan como peso, otros no la tienen. Entonces, en ese último caso, hay que ir en busca de la casa.
En eso, a los 22, es extraño, pero supongo que es cualquier búsquieda, como la de todos, como la de cualquiera.
Una casa que tenga techo y que tenga paredes, que tenga un corazón intrínsecamente alegre para que nos cobije aún en los momentos tristes. Una casa donde no tengamos miedo, porque se sabe que los peligros siempre estarán afuera y no adentro... No tener los peligros con ningún límite es un buen indicio de la pérdida.
Eso agrava ciertas pérdidas. No hay mucho más que decir al respecto, solo que es como un hueso que probablemente nunca encontraremos, como la canción de Calamaro y, si no es así, que nublado se ve todo.
Después de ti la pared, no ma faltes nunca
Por eso quizás no me guste perder tampoco a la gente.

1 comentario:

Verónica dijo...

Asi es la vida... hay momentos en que nos transformamos en gitanos y debemos salir a buscar un lugar que nos cobije... yo aún no paso por eso, pero te entiendo.

Respecto a eso que no te gusta perder a la gente: yo creo que a nadie le resulta gracia, sin embargo, a veces, por algo pasan las cosas..."no hay mal que por bien no venga".

Me gustó tu blog. Te seguiré leyendo. Cariños!
Adios!