sábado, julio 23, 2005

De leones y memoria

No voy a utilizar ninguna metáfora original, nada más recurrir a una conocida película infantil que vi hoy. Un leon y una cebra, macho, machos ambos. Para ir al grano: después de estar en cautiverio el león y la cebra, amigos inseparables, llegan por azar a la selva, donde deben sobrevivir -y a los que no les gusta que les cuentan las películas mejor no sigan, porque lo que sigue es lo que los especialistas llaman un spoiler (algo así como contar la trama de la película en un comentario) Como era de esperarse el león comienza a recuperar lentamente su instinto, empujado por el hambre y las circunstancias. Entonces se aleja, porque es un mounstruo, porque un par de veces ya trató de comerse al amigo y todo lo que ve le parece alimento. Se pierde la amistad. El dilema es grave: el león sigue queriendo a su amigo cebra, pero sabe que tiene que alejarse porque ya no puede controlarse a sí mismo. En su lugar la cebra está triste, no quiere alejarse de su amigo inseparable y va a buscarlo porque ya tienen una posibilidad de escapar.
El desenlace de todo no tengo para qué contarlo puesto que no es nada sorprendente.
La película es corta y deja mucho que desear, pero me impresionó todo aquello de la amistad conflictiva, de que el león quería seguir siendo amigo de la cebra, pero no podía, porque dentro de él había algo imposible de controlar, porque dentro algo naturalmente le alejaba de su amigo cebra a quien quería mucho. El león no quería matar a nadie y decidió alejarse. Por el otro lado, la cebra no dejó de querer a su amigo a pesar de que éste quería matarlo y en cierta forma arriesgó su vida buscándolo. ¿Seamos amigos así?
PP: por cierto, la película se llama Madagascar.

No hay comentarios.: