miércoles, marzo 02, 2005

La Costa

Parece que al final del verano toda la gente está más contenta, o por lo menos la mayoría de los problemas encontraron cierta forma de canalizarse. Y como es el fin de algo mis palabras se tiñen de cierta melancolía que detesto pero que en el fondo acogo como una forma de hacer de todo esto un pequeño momento trascendental. Los momentos así, me gustan, los últimos días me gustan, me gusta mirar por la ventana anhelando que pase alguien; sin embargo, deseo encontrar una forma de que los momentos sean trascendentales sin tener que añadirle tanta melancolía a mis sentimientos.
Tengo ganas de irme a caminar a la costa y mirar el mar, porque de pronto este verano se transformó en un cúmulo de viajes y sorpresas que no llevaron a ninguna parte, o yo pienso que no llegaron a ninguna parte, o yo pienso que hubo tiempo perdido. O yo no supe ver qué cosas, que lugares y qué personas estaba atravesando. Prometo entonces que tendré que hacer esos viajes de nuevo. A veces la rapidez con que quiero avanzar nubla mis ojos como en las fotografías, y tratando de ver lo que creo termino imaginandome las cosas. Otras veces quisiera tener la razón. Pero creo que esta vez me rindo, no tengo la razón.
Necesito un borde de mar gigantesco, para poner en fila los malos recuerdos y echarlos al mar, para no transformar tanto todo en un último momento y darle espacio a las cosas que arribarán. Si tan solo fuese más fácil darse cuenta de lo que realmente vale, y evitar lo malo y evitar hacerle daño a la gente y evitar que el dolor, la tristeza o el desengaño se adueñen de las palabras.
Como resultado, de nuevo tengo un poco de miedo, o más bien una sensación de tener que empezar de nuevo de "parece que no aprendiste nada", de "de nuevo quisiste perder a alguien", de "las cosas siempre pueden ser más dificiles de lo que parecían".
Claro que todo lo que escribo esta teñido de cierta melancolía. De todas formas no tengo la razón. Quizás un poco ese afán de tener siempre la razón juega muy encontra. Eso que es un poco una forma de defensa, es también la forma más grande de mostrar la debilidad. Me temo que todo fue como un sueño, que los días de verano y los viajes y las gentes perdieron realidad el mismo día en que quería tener la razon sobre la realidad.
Espero tener razón en esto: no hay que darle valor a la vida. Como dice la canción: lo nuestro es esperar e inevitablemente cada momento que vivimos queda superado por el día siguiente. En el motivo de cada día, en cada crisis, en cada amanecer no se juega nada más que ese mismo presente. Quizás asi deje de vivir tanto del pasado aunque para mi siga siendo un problema que las cosas pasen tan rapidamente. Pero con el mucho antes y el mucho después.. se me perdió el presente... Dónde perdí el presente?

2 comentarios:

Carla Paloma dijo...

Me re encanta como escribes. Muchas veces siento que me he sentido como tú, disculpa que te lo diga porque no te conozco. Pero esa melancolía tuya porque el tiempo pasa y las cosas inevitablemente cambian, y la gente que amabamos ya no está, y nuestra cara va cambiando también y el día que se fue nunca va a volver. Yo acabo de salir del colegio y no he podido parar de pensar en eso, que las etapas de la vida se me están llendo muy rápido... y bueno, he tratado de ponerme más positiva (aunque no positiva a lo Lavín, porque preferiría pegarme un tiro). Y por lo menos he estado tranquila.

Yo espero que tú estés bien y que sigas escribiendo así, como me gusta tanto.

Saludos!

Adios!

Carla Paloma dijo...

leeme! www.ultimaesperanza.blogspot.com