jueves, febrero 24, 2005

El único día

Voy a contar una historia pequeña. De alguien que quizó pensar que encontraba el camino para querer a alguien de la mejor manera. Ese alguien podría ser yo, pero cada vez que alguien quiere deja de ser, asi que de todas formas ya no podría serlo.
Este muchacho hizo de la cautela su ley después de haber entregado el amor rápido y haberlo buscado debajo de las piedras, cuando todos sabemos que no se encuentra allí. Él no na sabía eso, como tampoco sabía que hay personas como piedras, pero ese es cuento de otra historia. Y con esa cautela adquirida conocio a otro. Intentaba quitarle fábula a la vida y entender que el primer día era el único, que el segundo día era el único, que el tercero, etcétera. Y que el amor no se puede negar, por eso, si no lo aceptan, no es amor.
Por eso pasaron los primeros días y se dio cuenta de que no estaba enamorado del otro, pero la tensión de saber que el quinto día sería el único era como la certeza de que hay cosas que no se repiten. Lo dijo. En ese momento nacieron las ganas de hacer promesas, de ganarle la noche a la luna y de convencerse, al contrario de lo que había pensado, de que no pueden haber cinco días únicos seguidos.
Cuando el otro desapareció, los cinco días únicos dieron paso a las cinco vidas. La primera: del muchacho no escribiendo la historia de todas las historias, frente al señor de ojos grandes que le pide recostarse en el diván, frente a los amigos, sobre la almohada. La segunda: el muchacho esperando saber de donde sale el sexto día y no encontrando el otro en los días siguientes, ni siquiera en el recuerdo. La tercera: el muchacho de feliz de poder contarle al otro que hay caminos para llegar hacia el otro lado del mundo, que necesitabam guías y defensas para llegar, que dicen que si se hace ese viaje se puede encontrar lo que se busca. La cuarta: el muchacho equivocándose, creyendo que la buena intención conduce a un buen recibimiento, que no era necesario dudar del otro, creyendo que todos los días tienen días tienen días siguientes, aunque sean únicos. La quinta: del muchacho feliz porque ya antes de los días también había sido feliz.
Cuando el otro volvió el muchacho ya se había confundido entre tantas vidas. El hombre se había perdido al dividiise en 5 días únicos y comenzar cinco vidas diferentes, además de la que había dividido atrás.
El otro le llamaba, pero el muchacho ya se había vuelto loco. Durmió un par de semanas en cinco vidas distintas.
Y no se si les ha pasado, pero cuando uno se despierta de cinco vidas distintas se da cuenta de que fue un error pensar que habían cinco días únicos, porque eso inevitablemente nos remite a cinco comienzos distintos.
EL muchacho ahora se pregunta, por eso, si realmente existieron esos cinco días únicos, o si los inventó. Probablemente termine creyendo incluso que al otro el mismo lo inventó, como acostumbró equivocarse antes y transformó algo en un monólogo consigo mismo. O quizás piense que el único día único fue el primero y que esa vida se acabó cuando el otro dejó de hablar, justo cuando trató de escribir y recordar la vida que había tenido.

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