Se me cruzó el orgullo en el camino. Lo había confundido con la autoestima, pero se mezclaron demasiado. Ahora no sé separarlos. Me cuesta tanto ver que de pronto queda evidente toda mi fragilidad... y eso de parecer frágil es lo que no quiero. No quiero ser vulnerable, no quiero que queden frente a mi como un tipo... qué se yo... soy sincero, demasiado sincero a veces y cuando sale mal todo... el orgullo es la forma de protegerme. Creo que doy demasiado, que mal, necesitaré encontrar a alguien que de tanto. Claro que primero debo definir esto del orgullo.
O tal vez no es el orgullo, sino el enojo de no recibir lo mismo que se da. O la herida permanente.
En fin, no es nada grave, pero me aproblema, porque es lo peor de salir herido... vienen las ganas de pararse y hacer creer que no dolió, aunque dolió y mucho. Entonces, el recuerdo de quien te hiere te hace renacer la herida, pero también todo lo bueno.. esa contradicción me mata, me inhabilita ¿Alguien sabe la solución?
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