Me dijeron que un poema mío era romántico y qué diablos, en realidad es como un cumplido para mí, aunque en realidad el poema fue pensado más “duro”. Podrá tener palabras románticas pero no lo proyecté así. En fin, da lo mismo. Mi problema no es con las cosas románticas. Pero da igual, de todas formas creo que escribí algo muy bonito, que es otra cosa, pero que está algo inspirada en el romanticismo. Y lo escribí a propósito de un mail que le envié a mi más querido amigo, Rodrigo.
Hola Rodrigo, yo también he tenido problemas con la rótula. No de rotulación, pero si de articulación. Según el traumatólogo está corriendo chueca entonces me está rozando partes en que no debe. Por eso cuando camino mucho me produce mucho dolor y suenan las rodillas. Para aumentar la molestia me afecta la unión con la cadera. Por suerte ya debería mejorar en los meses que siguen. Ejercicios, aplicación de calor en la cadera, movimientos en la rótula y elongaciones deberían hacer lo suyo. Por mientras coopera un relajante muscular de noche y pastillas para el dolor en el día. Me hacen falta masajillos.
Quien no coopera es el clima, el frío, cala, cala profundo, en la garganta uuuy! Los dedos fríos, los míos, son característicos del invierno. Son los dedos del invierno. Mmmm, pero el corazón no lo tengo congelao, de hecho creo que me atrae mucho un niño de la U, un compañero de la clase de italiano, pero, ya sabes, primero hay que saber que clase de afecto tiene él y después averiguar si puede tener afecto conmigo. En todo caso, me basta y me parece maravilloso contemplar unos ojos tan grandes, tan universales, mmm, debe ser por la mirada tan limpia, por que parece tener el corazón tan expuesto, porque sentado a veces su espalda se encorva como protegiéndose el alma cuando lo miro. Debe ser que lo miro porque cuando él me mira parece detenérsele el impulso y es como si por un instante se detiene también el mío. Y me gustaría pensar que tendremos algo en común, porque sin querer cruzamos los brazos al mismo tiempo y nos llevamos la mano derecha a la cara; sin embargo, él es de ingeniería civil y, aunque prejuicio, me parece que no tendría el corazón tan abierto. Hoy llegué tarde y me senté junto a él. Y siento algo dulce y agraz al entender que me basta con haber estado allí y haberle preguntado cómo se escribía el número cinco para poderle mirar de cerca a los ojos mientras me respondía. En menos de un segundo. A pesar de la cercanía sus ojos tienen algo inconmensurable como los abismos. ¿Qué es lo que vale el amor amigo mío? ¿Menos que un segundo, un recuerdo, un abismo? Las ganas de jugarlo todo porque un segundo vale la vida ¿no? Por eso cuando llegué atrasado a clases me devolví desde donde había avanzado para sentarme en el último asiento, junto a él. Debe ser lo que vale el amor, una silla, unos metros de distancia. Con una gota se me llena el vaso que tengo atado a mi pecho, porque lo más probable es que nunca pase nada más, pero que me mire y que lo mire, que mi felicidad es un abismo.
Felipe
Esa es la parte romántica. yo creo que mi posición frente al amor tiene algo de bello, aunque odiosamente romántica, platónico. Pero qué quieren que haga si es lo que sé hacer, porque de todas formas es de verdad, nada de esto es fingido. Y como tal estoy seguro de que es bello poder amar sin tocar, porque cuando tocas es aún mayor el amor.
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