Han pasado varias cosas. Le he roto el corazón a un niño, me di cuenta de que creo que trabajaré para los pobres, flirtié con un muy lindo estudiante en la biblioteca en la U y tengo aún bastante sueño porque no he dormido bastante. Pareciera que de pronto me falta lucidez para asimilar todas las cosas que me pasan en la vida diaria, pero quizás, si las asimilara todas, sería igual de problemático.
Lo que no puedo dejar de hacer es agradecer los comentarios y, por sobre todo, a mi amigo yox, a quien le debe el mundo la reinvención del concepto stereosexual.
Sigo: un stereosexual como yo no pensaba, soberbiamente, que tendría que romperle el corazón a alguien. Por que igual todos podemos hacer y decir cosas sin pensar, y lo hice, y a mi no me costó tanto, porque es mas fácil dejar que ser dejado, pero igual me dolió que A se sintiera tan mal después de nuestra fugaz relación. ¿Será que el corazón a veces se nos congela?
O será, posiblemente, que no debemos buscar el amor en gaydar, en almas gemelas, en match de msn, en lavalife, en meetic de yahoo, en icq match, en fotolog, en face-pic, en messenger? Claro está que, como sea, ya salí de circulación y cancelé mis perfiles, excepto algunas excepciones, porque si buscando podría haber encontrado, no lo hice. Ahora es la hora de probar la otra teoría: quien no busca, encuentra. Asi que no busco, no creo que vaya a enamorarme, que encuentre mi principe azul, mi media naranja, mi complemento ni mi pareja ideal en nada que tenga como principio el cyber sexo y aquella lejana era del Minitel en Francia.
Hoy después de pensar eso me encaminé a buscar un cité para el reportaje, y necesitaba algo de orientación, pero encontré, además, esas cosas que dan rabia, el hacinamiento, los deseos no cumplidos, los hijo por montones, las madres adolecentes: el Chile de las estadísticas. Me llené de pulgas acariciando mascotas que también se hacinan en las dos piezas de sus dueños y me llené de ganas de sacárle las pulgas a los perros chilenos.
No hay derecho.
Mientras investigaba esas cosas fui a la biblioteca y me encontré con este niño que posaba sus ojos en mi cara y en mis ojos. Bellísimo, sólo que aún no soy tan desvergonzado como para acercarme y preguntarle el nombre, aunque si lo veo de nuevo no me perderé la oportunidad. Dicen que no se pueden perder las cosas dos veces. Esa sensación, como de un gato, de presentir que alguien está observando fijamente toda nuestra mísera humanidad, es increíble, fabulosa, enternecedora, porque no es solo: "oye, quiero saber quien eres", sino también un: "oye, mírame". Claro que cuando miro mucho siento que la cosa se gasta y pierde algo de poder. O se cansan los ojos. Por ejemplo cuando buscaba afanosamente, antes de ayer, que apareciera el niño de los ojos profundos en la misma biblioteca, en la misma silla, con la misma atención y no apareció.
Me habían dicho que no hay que confundir el ensayo con el estreno, y como ya he ensayado como pateador y como pateado, creo que ya es hora del estreno.